Quique Quiles, in memoriam


Quique en la deliberación de jueces del Campeonato de Cañones Castilla la Mancha 2017

Nuestro querido a migo y compañero Quique Quiles Cerdera, falleció ahogado el pasado sábado 13 de enero en el barranco de Artazul o cañón de Arteta, en el término de Aizpún (Navarra). Contaba con una dilatada experiencia en el descenso en cañones en aguas bravas y el reconocimiento unánime de la comunidad barranquista española. Por desgracia fue atrapado por un remolino cuando se encontraba en la parte final del descenso, cerca de la última cascada. Junto a él iban un vecino de Pamplona de 38 años y otro de Artica de 42 que tuvieron que ser rescatados por la Guardia Civil con síntomas de hipotermia.

El accidente ocurrió poco antes de las dos y media. El grupo había comenzado el recorrido desde Aizpún unas dos horas antes y ya encaraban la parte final del barranco. El caudal era muy fuerte debido a las precipitaciones de los últimos días y la nieve acumulada, pero los tres habían logrado alcanzar el último tramo del descenso. Antes de la última cascada, donde hay que rapelar unos 50 metros, hay una zona de cinco marmitas (pozas que en verano están secas pero que en invierno se llenan de agua y la corriente baja sobre ellas). El grupo se encontraba ante una de ellas cuando Quique se adentró en primer lugar. Un remolino horizontal, llamado lavadora porque te hunde por un lado y te saca por otro, lo atrapó y lo sumergió hasta el fondo.

Sus acompañantes dieron la alerta a SOS-Navarra, que envió a dos helicópteros, uno de ellos con tres agentes del Grupo de Rescate e Intervención en Montaña de la Guardia Civil (GREIM), mientras que por tierra se dirigieron los bomberos de Cordovilla, ambulancias y el equipo de rescate acuático de los bomberos. También Guardia Civil y Policía Foral.

El rescate, de tres horas, fue laborioso y complicado debido al caudal del cañón y el lugar en el que se produjo el accidente. Por aire, una vez confirmado el fallecimiento, los agentes del GREIM rescataron en primer lugar a los dos heridos, que presentaban síntomas de hipotermia por el tiempo que habían pasado en el interior del agua. Los condujeron hasta a Aizpún en helicóptero y de ahí al hospital. A continuación, los agentes del GREIM aseguraron la zona y procedieron a rescatar el cadáver, que fue izado y conducido al Instituto Navarro de Medicina Legal.

Quique, era un apasionado del barranquismo. En 1991, fue uno de los fundadores del club Abismo de Guadala-jara, volcado en la espeleología y el barranquismo. Él se orientó a esta última modalidad y era “un experimentado barranquista”. Quique se conocía prácticamente todos los barrancos de España, ya que casi todos los fines de semana y las vacaciones, las últimas en las Islas Vírgenes, las dedicaba a su afición. Era muy querido y todo el mundo conocía su profesionalidad, de ahí que todos quisiéramos hacer barrancos con él. Era su pasión.

Durante su carrera, Quique había estado varias veces en el barranco de Artazul, donde ayer perdió la vida. Se conocía todos los barrancos de Navarra, País Vasco, Huesca y Pirineos, y en todas las zonas conocía a gente que le acompañaba. Su hijo le acompañaba a muchos de sus viajes.

En Guadalajara era una persona muy conocida y apreciada también por su actividad empresarial dentro del mundo de las artes gráficas a través de Gráficas Minaya, que tuvo continuidad posteriormente con otros proyectos empresariales. Del mismo modo, son muchos los que siguieron sus pasos como piloto de motociclismo y muchos más los que le apreciaron siempre por su afabilidad en el trato y su amistad sincera.

Conocido y querido por los deportistas de las cinco provincias de esta federación, su pérdida es irreemplazable.

Descanse en Paz.